El lirismo oficialista u oficioso laureado en las dos Américas tanto luso-hispana como anglosajona y consagrado por incoados entes públicos como privados con notorias excepciones es el inmenso gran fraude literario de este siglo.
Mientras la humanidad busca salvar la democracia cognoscitiva, el oficialismo culturalista aprovecha e impulsa en estas sub-regiones una deplorable chatarrería literaria con su séquito lirico-amarillista de neo-analfabetas que ni aportan ni dejan avanzar los brotes innovadores de la nueva estética entre estos la poesía visiva, experimental o sonora.
Muchos otros continentes comparten este macabro ‘gas de invernadero’ que ahoga el desarrollo auténtico de una cultura universal diversificada…,
Muchos países amancebados en su propio nacionalismo tradicionalista sucumben ante este remolino integrista dispuestos a usar la metralleta patológica de asalariados y chupatintas contra la visión implacable del progreso.
Vivimos el milenio de los impostores, el milenio de los sátrapas confederados, todos especialistas en cantar el himno nacional.
Por Bartus Bartolomes
Caracas, 2009.