Para hablar de nuestra África, un Faulkner venezolano no pintaría una pasta conductal de pasión y rencores brutos, comprimida y palpitante, porque nuestra historia acriolló las cepas negras y les dió unas aventuras comunes con las de la gente blanca e india. Buscaría más bien dentro de lo que puede llamarse el pluritipo venezolano, rastreando bioritmicidad, sensualidad, alegría, espontaneidad vital, en cuanto a componentes psíquicos.
En Chuao y Barlovento hay aún peinados de complicación, de esos que hierven en las cabezas de África Central. En las ciudades venezolanas subsiste – en la aquitectura, en las sutilezas gastronómicas y sobretodo en la música y el baile – el conato expresivo de la esencialidad africana. Así mismo impregna activamente un gran sincretismo lingüístico en nuestras formas de expresión.
En estética, la manera africana es el animismo. Y el animismo no es excluyentemente una religión, forma un modo de vida y una visualización del mundo. Se esculpe para crear la pieza cazada, para convocar al espíritu amigo, y ello dicta una manera y una estética. Los productos adquieren las formas cotidianas del vivir: guerra ceremonia, celebración, danza funébrica.
Estamos antes un magma vibracional, de claves biológicas que actúan como una vitalidad opuesta a toda compulsión pseudo civilisatoria. Esos códigos genéticos y cosmovisiones esculpieron la madera, no sólo de los ídolos y máscaras que presentamos en ésta exposición, donde no solamente están pintadas figuras de cuerpo humano, de dioses y de rostros que estaban dentro de sus autores, sino también la madera vital de muchos elementos de la cotidianidad de nuestro ser nacional.
La existencia de una población de origen africano con manifestaciones culturales específicas nos muestra, que se hace necesario diseñar un inventario de estas riquezas para una mejor integración y conocimiento de nuestro país, así como enriquecer el acervo y la formación de nuestra identidad etnosocial.
Por ende, queremos señalar, que con esta exposición buscamos, que surjan iniciativas de intercambio entre las instituciones del estado y privadas en respaldar un mejor acercamiento Sur-Sur, entre África y nuestro continente, en una búsqueda hacia todas aquellas fuentes que dieron origen a nuestra cultura.
Por Bartolomé Sánchez
Presidente de la Fundación Pro-Museo Afroamericano en Venezuela.
1989.